Secreto
Pongo mi mano Alrededor de tu cuello. No te hago daño sólo aprieto un poco, hasta que eres muy consciente de mis uñas presionando tu piel. Una piel que, sin poder controlarse, se eriza bajo mi tacto. Acto reflejo, inspiras. Tu pecho se llena, aunque sientes que te falta el aire. Tu corazón se acelera y siento tus latidos en las yemas de mis dedos. La respuesta automática, que tu instinto no duda en reclamar es acercarse más; no llegas a pegarte, apenas te acercas a mi escalofrío, y sin embargo Lo sientes. Bajas la mirada buscas la mía, como si fuesen tus ojos los que quisieran confirmar todas tus dudas. Pero entonces, te das cuenta de las mías. Y de nuevo tu instinto puede más que mi fuerza de voluntad. El rol cambia y tu tomas las riendas. Tu mano sube, tímida y delicada pero imparable. Y llega hasta mis labios. No los tocas, apenas los rozas; los dos sabemos que si lo haces estamos perdidos. Así que sigues bajando, y siguiendo a tu dedo bajar po